domingo, 31 de mayo de 2009

¡ NO EN LAS VOTACIONES !

LA LUCHA DE CLASES HOY, EN LAS CALLES,
EN LAS PLAZAS PUBLICAS,
EN LOS BLOQUEOS CARRETEROS


Por Cuauhtémoc Amezcua Dromundo

La crisis del sistema capitalista mundial es una realidad, y el hecho de que nuestra economía sea profundamente dependiente respecto de ese sistema en bancarrota, nos vuelve en extremo vulnerables. Peor todavía, porque dependemos sobre todo de Estados Unidos, epicentro de la crisis. Nuestra expectativa es la peor de todo el continente, y una de las más negativas del mundo.

La crisis conlleva una lucha despiadada en el seno del sistema capitalista, de todos contra todos. Los “pesos pesados” del capitalismo mundial, aprovechan el caos para acumular, a costa de otros, los que sean y como sea. Gigantescas empresas monopólicas que han sido símbolo del poderío del dinero, quiebran y desaparecen, de un momento a otro. Otras, igualmente grandes, las absorben o las “truenan”. Pero por cada gran empresa, desaparecen miles de medianas y decenas de miles de pequeñas. Y por cada puñado de dólares que pierden los grandes capitalistas, millones de mujeres y hombres del mundo, trabajadores, son sumidos en la miseria. El sistema capitalista es así, en él impera la ley de la selva, y esa, su característica consubstancial, se magnifica cuando se desata una crisis profunda como la actual.

Desde luego que los capitales dominantes en el mundo, se vuelcan sobre todo y más que nunca, sobre las economías subordinadas. Sus voceros están exigiendo ya acciones más drásticas contra la clase trabajadora de nuestro país, y contra sus recursos naturales y económicos nacionales: nuevas y más profundas “reformas estructurales”, más privatizaciones; menores salarios; menos prestaciones; menos para los explotados y más, mucho más, para los explotadores.

Y todo eso se nos viene encima luego del proceso electoral, que termina en seis semanas. Ni siquiera tendrán que esperar a que se instale la nueva legislatura para que les apruebe lo que pretenden, no dependen de eso. Tampoco de cómo hayan quedado los números, cuántos diputados tenga el PAN, el PRI, el PRD u otros. Con los diputados que hay ahora y/o con los que haya después, los que sean, tendrán los votos más que suficientes para lo que quieran. ¿Por qué no lo han hecho, en estos días? Sólo porque están absortos en la esfera electorera, enfrascados en la lucha por conseguir mayor número de posiciones en los comicios próximos, unos y otros, en una lucha de camarillas. Buscando posiciones, postergan acciones que les puedan significar pérdida de votos. Pero eso termina empezando julio, y ya no les importará. Y hagamos cuentas, ¿cuántos diputados actuales y/o futuros se opondrán a los intereses del eufemísticamente llamado “mercado mundial”? Las plataformas electorales de los tres partidos “grandes” y los más de los “chiquitos”, se declaran a favor de la “economía de mercado”...

Es cierto, entre los candidatos hay individualidades que se salvan, personas honestas, respetables, pero sólo son las excepciones y en nada alteran las cifras. López Obrador, que defendió el petróleo y se pronuncia en defensa de la soberanía, apenas aspira a contar con treinta, de quinientos... entre los que pudo colocar en uno u otro partido, como gente de su confianza. Y todavía, entre éstos, tan poquitos, se colaron varios que a lo largo de su vida sólo han mostrado su desvergüenza, como Muñoz Ledo y varios más. Tampoco existe ya en el Congreso una fuerza mayoritaria que pudiera, en algunos casos, ser receptiva a los alegatos fundamentados en principios e ideas, eso es cosa del pasado.

Por eso, lo cierto es que la lucha de clases no está presente en estas elecciones. Por una sencilla razón: no hay opciones.

El voto esta vez no incidirá en la correlación de fuerzas. Las votaciones en ambas cámaras, quede como quede la de diputados, que se va a “renovar”, podrán ser todas a favor del imperialismo y la reacción, salvo que el movimiento de masas lo impida. El movimiento de masas, combativo, enérgico –y no los “representantes del pueblo”- impidió la reforma constitucional que propuso Zedillo para privatizar del todo la industria eléctrica, ésta fue su primera gran victoria; otras han venido y vendrán después.

La lucha de clases hoy, en las actuales circunstancias, se da sobre todo en la calle, en la plaza pública, en los bloqueos carreteros. ¡Ah!, y desde luego, en la batalla de las ideas.

Ya, en otras condiciones, el movimiento de masas tal vez pueda organizar su propio partido, entonces habría opciones... pero eso es problema del porvenir. Por ahora, toda nuestra atención debemos concentrarla en las batallas que están a la puerta.

Ciudad de México, mayo 28 de 2009.