Miguel Ángel Rodríguez en Contracorriente
Lunes, 16 de Noviembre de 2009
Lunes, 16 de Noviembre de 2009
La muerte del joven Lenin Ortiz Betancourt, ocurrida el miércoles 11 de noviembre, abre viejas heridas entre las filas del magisterio democrático de Puebla. Lenin era hijo de una pareja de profesores militantes activos del Conejo Democrático Magisterial Poblano. La saña con la que se le arrancó la vida a Lenin -también activista político a favor del paro nacional- sugiere muchas lecturas, pero una de ellas no puede pasar por alto la venganza política. La violencia selectiva que las autoridades de la Secretaría de Educación Pública ha desatado contra los mentores disidentes debe estar en la mira.
La opinión pública de Puebla conoce, hasta el hartazago, la megalomanía delirante y el odio que Darío Carmona García incuba contra cualquier expresión crítica que denuncie el caudal de latrocinios y corrupción que caracteriza, desde su arribo, a la secretaría de educación pública de Puebla. La leyenda negra que éste insigne palurdo heredará a la historia de la educación es de sobra conocida en los medios de comunicación de la entidad. Ceses injustificados, amenazas, persecución y represión policiaca, venta de plazas, trampas en los exámenes ENLACE, venta de REVOES a las universidades patito, protección e impunidad para funcionarios corruptos, privatización de las universidades públicas, aviadores, enriquecimiento a costillas del erario estatal, acoso sexual y uso de recursos humanos y económicos para promover la candidatura de Javier López Zavala precandidato del PRI a la gubernatura de Puebla, y un largo y reptante etcétera, retratan al secretario de educación pública de Puebla.
De esa manera, las autoridades de Puebla no pueden ignorar entre las múltiples líneas de investigación la revancha política. El gobierno de Mario Marín Torres debe esclarecer, de manera expedita y sin lugar a dudas, quiénes y porqué motivos cegaron la vida de Lenin Betancourt. Y las ofensivas argucias contra el sentido común deben ser descartadas. Quiero decir, nadie les va a creer si recurren al inocente recurso de fabricar historias negras y pasionales del joven asesinado. Simplemente busquen un público más idiota para sus trapacerías.
Las amenazas del jefe de sector educativo contra el padre de Lenin -el mismo que con la complicidad de Darío Carmona fue cesado de su trabajo hace cuatro meses- deben ser consideradas en la integración de la investigación de los hechos.
Son la paz pública y la estabilidad gubernamental las que se encuentran en juego. La sociedad poblana no puede, no debe permitir, que las botas de metal del fascismo impongan el pánico y el terror como formas de resolución de la política. Ojalá, por el bien de todos, que la justicia no vuelva a ser humillada con el silencio cínico del Estado.
La opinión pública de Puebla conoce, hasta el hartazago, la megalomanía delirante y el odio que Darío Carmona García incuba contra cualquier expresión crítica que denuncie el caudal de latrocinios y corrupción que caracteriza, desde su arribo, a la secretaría de educación pública de Puebla. La leyenda negra que éste insigne palurdo heredará a la historia de la educación es de sobra conocida en los medios de comunicación de la entidad. Ceses injustificados, amenazas, persecución y represión policiaca, venta de plazas, trampas en los exámenes ENLACE, venta de REVOES a las universidades patito, protección e impunidad para funcionarios corruptos, privatización de las universidades públicas, aviadores, enriquecimiento a costillas del erario estatal, acoso sexual y uso de recursos humanos y económicos para promover la candidatura de Javier López Zavala precandidato del PRI a la gubernatura de Puebla, y un largo y reptante etcétera, retratan al secretario de educación pública de Puebla.
De esa manera, las autoridades de Puebla no pueden ignorar entre las múltiples líneas de investigación la revancha política. El gobierno de Mario Marín Torres debe esclarecer, de manera expedita y sin lugar a dudas, quiénes y porqué motivos cegaron la vida de Lenin Betancourt. Y las ofensivas argucias contra el sentido común deben ser descartadas. Quiero decir, nadie les va a creer si recurren al inocente recurso de fabricar historias negras y pasionales del joven asesinado. Simplemente busquen un público más idiota para sus trapacerías.
Las amenazas del jefe de sector educativo contra el padre de Lenin -el mismo que con la complicidad de Darío Carmona fue cesado de su trabajo hace cuatro meses- deben ser consideradas en la integración de la investigación de los hechos.
Son la paz pública y la estabilidad gubernamental las que se encuentran en juego. La sociedad poblana no puede, no debe permitir, que las botas de metal del fascismo impongan el pánico y el terror como formas de resolución de la política. Ojalá, por el bien de todos, que la justicia no vuelva a ser humillada con el silencio cínico del Estado.
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