miércoles, 23 de septiembre de 2015

Llamado a la marcha del CDMP


 ¡ ACOMPAÑANOS  DESDE LA MARCHA:!
   Sábado 26 de septiembre a las 3 de la Tarde.
 Salida: Museo del Ejército ,13 sur ,entre 3 poniente y Reforma.
 Paseo Bravo.Ciudad de Puebla






EL ESTADO ES CULPABLE.
 La policía y los tres niveles de gobierno forman parte del Estado nacional.


El Estado es culpable, ése es el veredicto popular y plenamente acertado. Es culpable, en primer lugar, porque la policía municipal de Iguala capturó y desapreció a los 43 estudiantes, como lo ha reconocido la PGR; y la policía de todos los niveles forma parte del Estado nacional del que se trate, es una de sus instituciones, como todo mundo lo sabe.

El Estado es culpable, en segundo lugar, porque, según sustenta la PGR, el titular del gobierno municipal de Iguala dio la orden a la policía, de hacer lo que hizo, en colaboración con la policía de otro municipio, Cocula, y de un grupo de maleantes con los que esas instituciones del Estado nacional, y otras más, están coludidas e interactúan de manera habitual. Nadie, ningún tratadista puede negar que los tres niveles de gobierno, el municipal, el estatal y el federal forman parte del Estado nacional, son parte medular de sus instituciones.

La policía federal y estatal siguieron paso a paso a los estudiantes victimados y luego "alertaron" a la policía de Iguala; elementos del ejército participaron del hostigamiento, según testigos sobrevivientes.

El Estado es culpable, en tercer lugar, porque no sólo la policía de esos municipios tuvo que ver. Las otras dos, la policía estatal y la federal, siguieron palmo a palmo a los estudiantes victimados desde que salieron de Chilpancingo, la capital del Estado de Guerrero, según han declarado a la prensa los sobrevivientes; los fueron hostigando y luego “alertaron” la policía de Iguala. Hubo contubernio entre los tres niveles de gobierno; ¿o cómo se llama eso?

El Estado es culpable, en cuarto lugar, porque el ejército, tan reverenciado por el presidente Peña, también estuvo involucrado, por sus acciones y omisiones. En el ejército se supo que alas puertas de su cuartel se asesinaba a estudiantes inermes y nada se hizo por impedirlo; el procurador lo ha reconocido y ha “justificado” esa conducta diciendo que la tropa sólo actúa cuando recibe órdenes y, en este caso, no las hubo. Pero además, el procurador celebra que no haya intervenido, porque de haberlo hecho, dice, el ejército se habría sumado a las acciones de la policía,que fueron acciones criminales. ¿Es aceptable que ningún mando, nadie en la cadena de autoridad haya ordenado salvaguardar la seguridad y la vida de los estudiantes? ¿Para qué sirve entonces la fuerza pública, si ninguna de sus ramas protege la seguridad de los ciudadanos, sus derechos ni sus vidas? ¿Es compatible esto con lo que denominan “Estado de derecho”? ¿Lo es, con la protección de los derechos humanos? Pero hay  más: testigos que sobrevivieron afirman que el ejército sí intervino, y que lo hizo precisamente en el infame sentido de sumarse al acoso de que estaban siendo objeto los estudiantes. Así lo ha publicado la prensa y no existe ningún desmentido con respaldo en datos duros.

El Estado es culpable, en los tres niveles de gobierno.


El Estado es culpable, por tanto, clara e indudablemente culpable, en los tres niveles de gobierno, según se desprende de lo que ha sido ampliamente difundido por los testigos y por las propias autoridades, incluyendo al procurador de la república.

El Estado es culpable, en quinto lugar, porque el gobernador Ángel Aguirre confesó que supo oportunamente lo que estaba sucediendo y llamó por teléfono al alcalde de Iguala, presunto autor intelectual del crimen, para acordar con él lo que habría que hacer. Dijo que no le contestó la llamada y él, el gobernador de Guerrero, ante eso optó ¡porno hacer nada! ¡Vaya!, ¡increíble su cinismo y falta de responsabilidad!

El Estado es culpable, en sexto lugar, porque el presidente Peña y sus cercanos colaboradores, frente a los gravísimos hechos, se negaron a actuar, aduciendo que se trataba de un asunto puramente local, del estado de Guerrero. Como está acreditado, en los casos de desaparición forzada, como éste, las acciones que se realicen en las primeras72 horas son decisivas para impedir que se consume el crimen. Pero el gobierno federal sólo decidió participar en la investigación ¡240 horas o diez días después!

El Estado es culpable, en séptimo lugar, porque el gobierno federal, junto con el estatal y los municipales, han sido coautores y participantes activos y diligentes, junto con los dueños del gran capital privado, las televisoras en primera fila, de una infame campaña sistemática para desprestigiar a los estudiantes de todas las escuelas normales rurales del país, y quizá más destacadamente a los de Ayotzinapa,calumniándolos como vándalos y delincuentes, e imputándoles crímenes que, luego se ha aclarado, no cometieron. Su “delito” ha sido defender sus derechos, no dejarse atropellar sin protestar por ello. Esa perversa campaña creó el ambiente que arropa todas las persecuciones y genera las complicidades.

. El Estado Neoliberal es el culpable.

Todas sus acciones, desde que surgió hace treinta y dos años, han sido dirigidas contra los estudiantes, los obreros, los campesinos; contra todo el pueblo. Ayotzinapa no es la excepción, sino parte de lo mismo.

Pero el Estado es culpable, en octavo lugar en este listado, pero en primerísimo lugar por la gravedad de su conducta, por ser un Estado neoliberal; uno que nada tiene que ver con el anterior, como indebidamente han dicho algunos, despistados, y otros francamente perversos. Éste, el neoliberal, es un Estado que privatiza, en tanto que el anterior nacionalizaba. Éste es un Estado que ha arrebatado al pueblo su patrimonio, que en 1982, llegaba a 1155 empresas, las más prósperas y rentables, y las ha entregado al capital transnacional y de los magnates locales. Éste es un Estado que recorta sistemática y permanentemente todas las partidas destinadas a la educación popular –sobre todo a las normales rurales—y también a la salud pública, a la recreación sana y al deporte. Es un Estado que por sistema destruye los derechos y conquistas laborales de los trabajadores, y también por sistema reduce los salarios reales de todos los que vivimos de nuestro esfuerzo personal, porque actúa en colusión con los dueños del capital, facilitando su lucro desmedido
.
El Estado neoliberal, desde que surgió, participa unilateral y activamente en la lucha de clases, a favor de la clase explotadora nacional y, sobre todo, la de fuera de nuestras fronteras,que es la más poderosa y despiadada, y lo hace recurriendo a la violencia siempre que lo considera adecuado. Éste, el Estado neoliberal, en los hechos les declaró la guerra desde hace años a los estudiantes de Ayotzinapa y a todos los estudiantes, degradando las condiciones necesarias para que estudien y se preparen, que el Estado debería proveer; a todos los jóvenes del pueblo mexicano, destruyendo las fuentes de trabajo a cargo del Estado, que antes existieron, y remitiendo a los particulares la tarea de crearlas, a sabiendas de que eso jamás sucedería. El Estado neoliberal les declaró la guerra a todos los obreros, a todos los campesinos; a los maestros de escuela, a los intelectuales, a todos los que vivimos de nuestro trabajo. Todos sus actos, sin excepción han sido en nuestra contra desde que surgió este tipo de Estado que padecemos, y sobre cuyo alzamiento nunca se nos consultó.

La única solución, desmontar el Estado neoliberal. Sólo así evitaremos nuevos crímenes como éste.

La solución de este tipo de problemas depende, por eso, del resultado de esta guerra, que los neoliberales nos declararon, y en la que no están dispuestos a cejar; así lo demuestran el presidente Peña y sus adláteres cuando defienden, por encima de todo, sus reformas, entreguistas, como la energética; y contra los intereses del pueblo,como la “educativa”. Cuando calumnian de “conspiradores” y"desestabilizadores" a quienes discrepamos de sus conductas,como calumnian también a quienes ponen a la vista sus desvergonzadas actividades de corrupción y tráfico de influencias en la adquisición de bienes faraónicos.Cuando infiltran en las manifestaciones y protestas populares a los elementos de la fuerza pública, sin uniforme y con capucha, o bien a los delincuentes francos que están coludidos con esas mismas fuerzas –como por enésima ocasión lo evidenció el caso de Iguala—con objeto de que violenten la paz pública; reincidiendo,las autoridades, en las mil veces repetidas simulaciones que una y otra vez dan pie al discurso amenazante del presidente y sus secuaces, preludio de más represiones,más desapariciones forzadas y muchos ayotzinapas más. Todo eso es parte de la guerra contra el pueblo, que desataron, y en la que no están dispuestos a cejar.

El Estado neoliberal es el culpable. ¿La solución? ¡Ni un gobierno neoliberal más! Quitarles a los neoliberales la presidencia es el primer paso para desmontar el Estado neoliberal y construir uno antiimperialista y popular. Así ha sido, así está siendo en toda América Latina, en las condiciones del mundo de hoy.

Cuauhtémoc Amezcua Dromundo

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