Referencia ética, Las Normales Rurales.
Luis Hernández Montalvo.
“Y sólo tendremos patria y raza y noble imperio sobre una hermosa zona del mundo, ¡Así que en nuestras almas el águila destroce a la serpiente! (José Vasconcelos, cuando el águila destroce la serpiente, 1921).
Las declaraciones de la señora Elba Esther Gordillo Morales debiera llenarnos de indignación, a los que un día fuimos cobijados por los muros de una Escuela Normal Rural.
Las palabras de la Presidenta del Comité Ejecutivo Nacional del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), en la exigencia de cerrar a las Escuelas Normales Rurales por ser “semillero de guerrilleros”, son un insulto a la inteligencia cultural del país, y un argumento temerario y recurrente, si recordamos que, en los años veinte, políticos conservadores acusaban a las Escuelas Rurales, de ser “fábricas de zapatistas”.
Cuando José Vasconcelos, el primer Secretario de Educación Pública de México, en 1921, se propuso impulsar una gran cruzada contra el analfabetismo imperante en el país, se crean las primeras Escuelas Normales Rurales “…que proporcionaban una preparación específicamente destinada al trabajo en zonas rurales”. Raby, David L, Educación y revolución social en México, SepSetentas, 1974. El mismo autor sostiene: “…se acepte generalmente que el analfabetismo en 1910 excedía al 80%”. Otros autores, por otra parte, afirman que, en 1920, según las estadísticas oficiales, el 4.93 por ciento de la población está escolarizada.
Las Escuelas Normales Rurales, junto a las Misiones Culturales y las Casas del Pueblo, formaron un gran movimiento educativo y cultural, que tomaba como referente a los primeros misioneros cristianos, “…únicas figuras de la élite europea que habían sido capaces de llegar al pueblo” Kay, Vaughan Mary, en Estado, clases sociales y educación en México I, Sep/80, fce, 1982.
Fue en este momento cuando se concibe la misión de los nuevos educadores, para el impulso de una nueva educación y las Escuelas Normales Rurales se convierten en un Nuevo Tipo de Escuela al servicio de la Revolución Mexicana, en oposición a las conservadoras Escuelas Normales heredadas por el porfiriato.
Los maestros debían ser “héroes nobles llenos del fervor evangélico que había animado a la raza en los días de la Conquista”; ellos habrían de “redimir” a las masas por medio del “trabajo, virtud y conocimiento”.55 Responderían al problema de la “miseria” con “misericordia” en su trabajo entre los humildes, los pobres y los desheredados 56. Kay, Vaughan Mary.
Este símil religioso imprime un nuevo espíritu ético a los profesores de la Revolución, solo así se puede explicar el sacrificio de varios hombres y mujeres mutilados entre los años veinte y treinta, un espíritu conservado celosamente entre las generaciones de profesores que egresaban de las Normales Rurales, uno de los sectores más activos y creativos en el Movimiento Estudiantil de 1968 en México.
Efectivamente, varios de mis compañeros tomaron las armas en la década de los setenta y construyeron movimientos guerrilleros, el legendario Lucio Cabañas, de las aulas pasó a las armas y el sacrificio de varios jóvenes normalistas posibilita la democracia secuestrada por un régimen presidencialista autoritario y represor.
Tampoco debemos engañarnos, la presencia de los dirigentes del SNTE en el control de la contratación de los profesores, fueron desplazando a la planta docente sobreviviente de la Escuela Rural Mexicana y profesores incondicionales a los líderes y directores corruptos, saquearon los recursos económicos de las Escuelas Normales Rurales, pero también se forman los cuadros que al ingresar al servicio docente eran cooptados por un sistema corruptor que les promete enriquecimiento fácil, escalar puestos en el gobierno y los partidos políticos y ocupar curules en el Congreso de la Unión o administrar los Ayuntamientos en sus lugares de origen o trabajo.
La burocracia sindical encabezada por la señora Elba Esther Gordillo, en buena medida, ha surgido de las Escuelas Normales Rurales, en eso ha parado el radicalismo verbal de cientos y miles de egresados de las Escuelas Normales Rurales, que por cierto, hoy guardan silencio ante los desatinos de la senil líder del SNTE.
La inmensa mayoría de los profesores que han egresado de estas escuelas trabajan en los pueblos y rancherías, agobiados por los precarios salarios de 4 0 5 mil pesos mensuales, otros más, han emigrado a las ciudades para buscar mejorar sus condiciones de vida y trabajo y se cuentan por miles los que han desertado para dedicarse a otras profesiones y trabajos.
Durante las décadas de los ochenta y noventa, cientos de profesores, principalmente de Oaxaca, Puebla, Guerrero, Chiapas e Hidalgo emigraron a los Estados Unidos, algunos de mis compañeros son dueños de restaurantes de comida mexicana en el país del norte, otros regresaron a las aulas y otros más, se quedaron a vivir en la frontera norte.
Elba Esther, dice una maestra, fue su compañera en la Escuela Normal Rural de Palmira, Morelos, otros más afirman que la profesora nunca cursó la carrera docente, que por eso,su comportamiento ético, no es el del sacrificio, es una política de viejo cuño autoritario que hace politiquería, maneja negocios con el dinero que le entrega el gobierno y que le descuenta a los profesores sin su autorización expresa, maneja a los agremiados como si fueran sus peones y no les concede la calidad de ciudadanos.
Elba Esther no tiene moral, Leonardo Boff la describiría así: “no tiene virtudes, que miente, engaña a sus clientes, roba el dinero público, explota a los trabajadores, es violenta en casa…” Boff, Leonardo, Ética planetaria, ed. Dabar, México, 2004.
Con la exigencia de cerrar las 18 Escuelas Normales Rurales sobrevivientes de la represión de Gustavo Díaz Ordaz, en 1968, alienta el camino de la destrucción de lo que otros construyeron.
Elba Esther ha enloquecido, el poder acumulado y los negocios fracasados pueden secuestrar el futuro de los niños y jóvenes de México, pueden manejar a los presidentes a su conveniencia, la soberbia y el dinero, crearon a un ser monstruoso, profundamente peligroso para el desarrollo presente y futuro de la nación.
Las Escuelas Normales Rurales, y todo el sistema de formación docente debe revisarse y adecuarse a las exigencias del desarrollo del país, pero esto no se logrará destruyendo instituciones con una experiencia exitosa en las primeras décadas del siglo XX.
Las declaraciones de la señora Elba Esther Gordillo Morales debiera llenarnos de indignación, a los que un día fuimos cobijados por los muros de una Escuela Normal Rural.
Las palabras de la Presidenta del Comité Ejecutivo Nacional del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), en la exigencia de cerrar a las Escuelas Normales Rurales por ser “semillero de guerrilleros”, son un insulto a la inteligencia cultural del país, y un argumento temerario y recurrente, si recordamos que, en los años veinte, políticos conservadores acusaban a las Escuelas Rurales, de ser “fábricas de zapatistas”.
Cuando José Vasconcelos, el primer Secretario de Educación Pública de México, en 1921, se propuso impulsar una gran cruzada contra el analfabetismo imperante en el país, se crean las primeras Escuelas Normales Rurales “…que proporcionaban una preparación específicamente destinada al trabajo en zonas rurales”. Raby, David L, Educación y revolución social en México, SepSetentas, 1974. El mismo autor sostiene: “…se acepte generalmente que el analfabetismo en 1910 excedía al 80%”. Otros autores, por otra parte, afirman que, en 1920, según las estadísticas oficiales, el 4.93 por ciento de la población está escolarizada.
Las Escuelas Normales Rurales, junto a las Misiones Culturales y las Casas del Pueblo, formaron un gran movimiento educativo y cultural, que tomaba como referente a los primeros misioneros cristianos, “…únicas figuras de la élite europea que habían sido capaces de llegar al pueblo” Kay, Vaughan Mary, en Estado, clases sociales y educación en México I, Sep/80, fce, 1982.
Fue en este momento cuando se concibe la misión de los nuevos educadores, para el impulso de una nueva educación y las Escuelas Normales Rurales se convierten en un Nuevo Tipo de Escuela al servicio de la Revolución Mexicana, en oposición a las conservadoras Escuelas Normales heredadas por el porfiriato.
Los maestros debían ser “héroes nobles llenos del fervor evangélico que había animado a la raza en los días de la Conquista”; ellos habrían de “redimir” a las masas por medio del “trabajo, virtud y conocimiento”.55 Responderían al problema de la “miseria” con “misericordia” en su trabajo entre los humildes, los pobres y los desheredados 56. Kay, Vaughan Mary.
Este símil religioso imprime un nuevo espíritu ético a los profesores de la Revolución, solo así se puede explicar el sacrificio de varios hombres y mujeres mutilados entre los años veinte y treinta, un espíritu conservado celosamente entre las generaciones de profesores que egresaban de las Normales Rurales, uno de los sectores más activos y creativos en el Movimiento Estudiantil de 1968 en México.
Efectivamente, varios de mis compañeros tomaron las armas en la década de los setenta y construyeron movimientos guerrilleros, el legendario Lucio Cabañas, de las aulas pasó a las armas y el sacrificio de varios jóvenes normalistas posibilita la democracia secuestrada por un régimen presidencialista autoritario y represor.
Tampoco debemos engañarnos, la presencia de los dirigentes del SNTE en el control de la contratación de los profesores, fueron desplazando a la planta docente sobreviviente de la Escuela Rural Mexicana y profesores incondicionales a los líderes y directores corruptos, saquearon los recursos económicos de las Escuelas Normales Rurales, pero también se forman los cuadros que al ingresar al servicio docente eran cooptados por un sistema corruptor que les promete enriquecimiento fácil, escalar puestos en el gobierno y los partidos políticos y ocupar curules en el Congreso de la Unión o administrar los Ayuntamientos en sus lugares de origen o trabajo.
La burocracia sindical encabezada por la señora Elba Esther Gordillo, en buena medida, ha surgido de las Escuelas Normales Rurales, en eso ha parado el radicalismo verbal de cientos y miles de egresados de las Escuelas Normales Rurales, que por cierto, hoy guardan silencio ante los desatinos de la senil líder del SNTE.
La inmensa mayoría de los profesores que han egresado de estas escuelas trabajan en los pueblos y rancherías, agobiados por los precarios salarios de 4 0 5 mil pesos mensuales, otros más, han emigrado a las ciudades para buscar mejorar sus condiciones de vida y trabajo y se cuentan por miles los que han desertado para dedicarse a otras profesiones y trabajos.
Durante las décadas de los ochenta y noventa, cientos de profesores, principalmente de Oaxaca, Puebla, Guerrero, Chiapas e Hidalgo emigraron a los Estados Unidos, algunos de mis compañeros son dueños de restaurantes de comida mexicana en el país del norte, otros regresaron a las aulas y otros más, se quedaron a vivir en la frontera norte.
Elba Esther, dice una maestra, fue su compañera en la Escuela Normal Rural de Palmira, Morelos, otros más afirman que la profesora nunca cursó la carrera docente, que por eso,su comportamiento ético, no es el del sacrificio, es una política de viejo cuño autoritario que hace politiquería, maneja negocios con el dinero que le entrega el gobierno y que le descuenta a los profesores sin su autorización expresa, maneja a los agremiados como si fueran sus peones y no les concede la calidad de ciudadanos.
Elba Esther no tiene moral, Leonardo Boff la describiría así: “no tiene virtudes, que miente, engaña a sus clientes, roba el dinero público, explota a los trabajadores, es violenta en casa…” Boff, Leonardo, Ética planetaria, ed. Dabar, México, 2004.
Con la exigencia de cerrar las 18 Escuelas Normales Rurales sobrevivientes de la represión de Gustavo Díaz Ordaz, en 1968, alienta el camino de la destrucción de lo que otros construyeron.
Elba Esther ha enloquecido, el poder acumulado y los negocios fracasados pueden secuestrar el futuro de los niños y jóvenes de México, pueden manejar a los presidentes a su conveniencia, la soberbia y el dinero, crearon a un ser monstruoso, profundamente peligroso para el desarrollo presente y futuro de la nación.
Las Escuelas Normales Rurales, y todo el sistema de formación docente debe revisarse y adecuarse a las exigencias del desarrollo del país, pero esto no se logrará destruyendo instituciones con una experiencia exitosa en las primeras décadas del siglo XX.
El autor es profesor del Bachillerato General Matutino del Benemérito Instituto Normal del Estado de Puebla
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