lunes, 26 de enero de 2009

VII DIALOGO NACIONAL

PROYECTO DE NACIÓN, PROGRAMA MÍNIMO NO NEGOCIABLE Y POLÍTICA DE ALIANZAS. HACIA UN MÉXICO INDEPENDIENTE, SOBERANO, DEMOCRÁTICO Y CON EQUIDAD SOCIAL.[1]

Mesa 6 .Ponencia para el Segundo Diálogo Nacional Hacia un Proyecto de Nación alternativo al Neoliberalismo, con libertad, justicia y democracia, Querétaro, 4 y 5 de febrero de 2005.


Por Cuauhtémoc Amezcua Dromundo. [2]

Este Diálogo Nacional por un Nuevo Proyecto de Nación que sea distinto al que nos ha venido imponiendo el neoliberalismo tuvo un buen inicio en noviembre pasado. Se dieron pasos importantes en el debate de las ideas. Hoy toca darle continuidad, avanzar y profundizar, sobre todo en dos aspectos: el programa y la política de alianzas.

Retomaré las reflexiones que expuse en el Primer Diálogo y empezaré con la cuestión de las alianzas.

NUESTRA POLÍTICA DE ALIANZAS

La amplitud de las alianzas. ¿Quiénes caben en una alianza concebida para enfrentar al neoliberalismo, que tenga perspectivas de vencerlo? Todas sus víctimas, es decir, casi todos los segmentos de la población, la gran mayoría de los hombres y las mujeres de todas las edades y de casi todas las clases, sectores y grupos sociales. Tenemos el reto de construir una suma de fuerzas sociales lo suficientemente grande, cualitativa y cuantitativamente, como para asegurar que la correlación de fuerzas opere a nuestro favor y nos garantice la victoria.

Las alianzas, su amplitud, el dogmatismo, el sectarismo y los principios. Para construir una alianza tan amplia como la que necesitamos para que sea victoriosa, todos los que participamos de ese interés tendremos que evitar la pretensión de que nuestra verdad sea la única posible. Tendremos que estar abiertos al diálogo, al intercambio de opiniones, al debate de las ideas. Deberemos evitar y combatir todo lo que nos aísle de los demás que, con independencia de su clase, segmento social o grupo, comparten con nosotros la cuestión esencial de ser víctimas del neoliberalismo y, por eso mismo, enemigos de éste y aliados nuestros. Pero al mismo tiempo, tendremos que establecer principios programáticos aceptables para todos los que participamos en esta lucha, en el entendido de que los principios son inamovibles.

Alianzas, programa y principios. Un Proyecto de Nación es en su esencia un programa. Un Proyecto de Nación distinto y opuesto al neoliberalismo tiene que ser un programa que contenga los puntos esenciales para romper los lazos de dependencia con respecto del imperialismo, que es la fuerza central que, en complicidad con fuerzas locales, nos impone las políticas neoliberales a los mexicanos sin consultarnos, como las impone en todas partes del mundo en las que puede hacerlo. Puntos esenciales que para esta alianza han de ser una cuestión fundamental, de principios. Es decir, son los que constituirán el programa mínimo no negociable.

NUESTRO PROGRAMA MÍNIMO NO NEGOCIABLE

Por tanto, hemos de dedicar especial atención al debate del mencionado Programa mínimo no negociable que, como se dijo, para nuestra alianza viene a se fundamental. El doctor Pablo González Casanova propuso nueve puntos que, a su juicio, habrían de constituir dicho programa.[3] Hubo otras propuestas individuales y de organizaciones. En mi caso, propuse diez puntos esenciales con el mismo fin, varios de ellos coincidentes con los del doctor González Casanova y con los de otros ponentes. Se hace necesario un ejercicio de cotejo de todos los puntos propuestos por unos y otros participantes, que tiene que ser amplio y democrático y, a la vez, reflexivo y profundo, antes de que adoptemos el programa mínimo no negociable en su versión definitiva. Esto con el fin de que este programa sea el reflejo de nuestras convicciones colectivas y a todos nos comprometa por igual.

FORMA Y CONTENIDO DE NUESTRO PROGRAMA MÍNIMO NO NEGOCIABLE.

Nuestro programa mínimo no negociable, por cuanto a su forma, tiene que estar planteado en términos muy claros, que no se presten a confusión ni a interpretaciones distintas. Por tanto, tiene que preferir las expresiones concretas por sobre las abstractas al máximo posible. Tiene que estar dicho en palabras nítidas, que todos por igual entendamos en su justo significado. Y por cuanto a su contenido, tiene que ser un programa que recoja y exprese los puntos esenciales para construir un país distinto, independiente y soberano, y una sociedad equitativa y democrática de verdad. Quiero contribuir a la discusión reiterando algunas que a mi juicio son fundamentales:

1. No más privatizaciones por ninguna vía, ni francas ni disfrazadas. Por ello será necesario el compromiso de impedir que se modifique la Constitución para privatizar las industrias eléctrica y petrolera; comprometerse a evitar que se siga dando la privatización de las mismas de manera encubierta, al margen de la Constitución, y revertir ese proceso; rescatarlas plenamente para el patrimonio nacional.

2. Es necesario retomar la vía de las nacionalizaciones y recuperar así el patrimonio nacional -que nos arrebataron los neoliberales para entregarlo a la depredación capitalista local y extranjera-, porque es la base de nuestro desarrollo con independencia y justicia social. Es necesario avanzar más allá en la intervención del Estado en la economía y, al mismo tiempo, tomar medidas que garanticen que en lo sucesivo las empresas y ramas de la economía nacionalizadas estarán al servicio del desarrollo nacional con independencia y justicia social y nunca más del enriquecimiento privado. Esto exige nuevas formas de composición de las fuerzas que encabecen la dirección política del Estado, distintas de las que se han dado hasta hoy.

3. El Estado deberá ser dirigido en lo sucesivo por un bloque social distinto, integrado por la clase obrera manual e intelectual, los campesinos, estudiantes y pequeños y medianos empresarios, en fin, por todo el conjunto de clases, sectores y grupos sociales que están convocados a hacer realidad el Nuevo Proyecto de Nación. Porque un Estado dirigido de manera unilateral por la burguesía en cualquiera de sus sectores, como los que ha habido tanto en el nivel nacional como en los locales del Distrito Federal y los estados de la República en las décadas recientes, en los últimos años y los que hay hoy mismo, sin excepción por cuanto a partido político o alguna otra consideración, no podría llevar adelante un Proyecto de Nación, opuesto al neoliberalismo. Ni siquiera una burguesía que se diga nacionalista o de centroizquierda. Sus limitaciones clasistas lo impiden.

4. Es necesaria una nueva forma de democracia cualitativamente distinta. Una en la que los derechos del pueblo no se limiten a votar cada cierto tiempo para escoger a sus verdugos y explotadores en turno, servidores todos al fin y al cabo del neoliberalismo, como es el caso hoy en día, con la llamada “democracia representativa”. Una democracia de nuevo tipo en la que el pueblo, las mayorías, sean las que manden y su voluntad se acate y se transforme en políticas públicas; en bienestar para la mayoría. Una que redistribuya el ingreso e impida que se concentre en pocas manos. Una que haga realidad el mandato del artículo tercero de la Constitución: la democracia no debe ser sólo una forma jurídica o de gobierno, sino un régimen que garantice el constante mejoramiento del nivel de vida del pueblo en lo material y en lo cultural. No más una democracia falsa, una democracia burguesa. Llegó la hora de luchar por una democracia del pueblo.

5. Es necesario comprometerse a aplicar los principios que norman las relaciones exteriores de México, consagradas en la Constitución: el derecho de autodeterminación de los pueblos; la no intervención; la solución pacífica de controversias; la proscripción de la amenaza o el uso de la fuerza en las relaciones internacionales; la igualdad jurídica de los Estados; la cooperación internacional para el desarrollo; y la lucha por la paz y la seguridad internacionales. Llevar las relaciones con Cuba a sus más altos niveles, como corresponde a la voluntad de ambos pueblos.

6. Rechazar en todos sus términos el Área de Libre Comercio de las Américas, ALCA y de igual manera, por elemental congruencia, rechazar su componente que ya está en marcha, el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, TLCAN. No sólo parcharlo, no sólo renegociar tal o cual aspecto; denunciar ese instrumento de sujeción y saqueo y revertirlo.

7. Impulsar la integración no sólo económica, sino también política y cultural con nuestra región latinoamericana y caribeña. De ésta depende en gran medida el desarrollo ulterior de México y de todos los demás países de nuestra región, desde nuestro territorio hasta el de la República de Argentina.

8. Reducir el servicio de la deuda externa en términos significativos y destinar la diferencia a promover el desarrollo nacional. Esto, en función de la correlación de fuerzas en el ámbito internacional, será posible si se actúa en un frente común con otros países que también son víctimas de esta forma inicua e inmoral de explotación. Una renegociación conjunta por parte, por lo menos de tres o cuatro países que ya, hoy mismo reúnen las condiciones tanto para participar en esa acción conjunta como para garantizar el éxito de la misma, como pueden serlo, por ejemplo, Argentina, Brasil, Venezuela, Uruguay, Paraguay, se daría en condiciones muy distintas de aquéllas a las que puede aspirar solo cada uno de nuestros países.

9. Acabar con el robo a la Nación y al pueblo que significa el Fobaproa-Ipab. Garantizar al pueblo y a las comunidades indígenas sus derechos y una vida digna y decorosa. Garantizar la gratuidad de toda la educación pública, defenderla de la embestida de las fuerzas oscurantistas y exigir se respete y aplique en todos los niveles el artículo tercero constitucional. Impedir se restrinjan derechos y conquistas de los trabajadores consagrados en el artículo 123 constitucional y en la Ley Federal del Trabajo. Regresar el manejo de las pensiones al Seguro Social a fin de que sirvan para incrementar las pensiones a todos los trabajadores. Garantizar la plena vigencia de la seguridad social con un carácter solidario, tal y como surgió de nuestra propia experiencia histórica.

10. Modificar el artículo 27 constitucional para volver a la esencia, aunque no necesariamente al texto literal que tenía antes de las reformas salinistas, y establecer una política de apoyo al campo, a través de obras de infraestructura, créditos oportunos y baratos, asistencia técnica y subsidios que permitan elevar su productividad.

Querétaro, 5 de febrero de 2005.

[1] Ponencia para el Segundo Diálogo Nacional Hacia un Proyecto de Nación alternativo al Neoliberalismo, con libertad, justicia y democracia, Querétaro, 4 y 5 de febrero de 2005. Mesa 6: Proyecto de Nación, Programa mínimo no negociable y Política de alianzas.
[2] Licenciado en ciencias de la comunicación, maestro en ciencia política, doctorante en estudios latinoamericanos, todo ello por la Universidad Nacional Autónoma de México, decente e investigador, autor de una decena de libros publicados, diputado a tres legislaturas del Congreso de la Unión, Primer Secretario del Partido Popular Socialista de México, miembro del CEN de Nueva Democracia, APN, coordinador nacional del Movimiento Mexicano Juarista Bolivariano por la Soberanía y la Unidad de los Pueblos de América Latina y el Caribe. Mesa 6: Proyecto de Nación, Programa mínimo no negociable y Política de alianzas.
[3] Ver Pablo González Casanova, Diálogo Nacional. Palabras de principio. http://www.dialogonacional1.org/dis1.html.

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