jueves, 6 de enero de 2011

El peso de la servidumbre (1)

Luis Hernández Montalvo.

El siglo XX nos dio a uno de los educadores más prolíficos en el campo de la enseñanza. Celestín Freinet, nació el 15 de octubre de 1896 y murió el 8 de octubre de 1966, dejándonos una propuesta de trabajo a los maestros de su tiempo, pero también a los que sobrevivimos el siglo XXI.

En estos tiempos en que cualquier profesor habla de la comunicación y las nuevas tecnologías, Celestín Freinet nos entrega sus técnicas de trabajo escolar que llevan su nombre. Estas técnicas se pueden adaptar perfectamente al nuevo y cambiante contexto determinado por la tecnología.

La actualización de las técnicas Freinet, fue algo previsto por su autor, por ello mi insistencia de que los profesores de las escuelas públicas deben acercarse a esta propuesta de trabajo y lo mismo debieran hacer los jóvenes estudiantes de las Escuelas Normales del país.

Destacan entre sus técnicas de trabajo el Texto Libre y la Imprenta Escolar. Hoy la imprenta es una herramienta del pasado, y ha dado paso a la computadora y a los distintos programas de diseño gráfico.

Hay otros medios de trabajo como el internet y las diversas redes sociales que los educadores debieran integrar en su planeación escolar para orientar los aprendizajes de los alumnos. Hoy los niños y jóvenes no deben formatear las galeras de sus periódicos y revistas, cuando existen programas de diseño digital.

Los debates por Internet, el correo electrónico, el Chat, el Facebook y los Blogs, son instrumentos de trabajo que esperan que los maestros los incorporen a su enseñanza sin temor y si de manera creativa, contribuyendo a un nuevo impulso del Movimiento de la Escuela Moderna creado en los primeros años del siglo anterior.

Si la administración educativa a nivel federal contribuyera para que los educadores mexicanos se acercaran a las técnicas Freinet, se estaría dando un gran salto cualitativo en la mejora del trabajo docente. Pero ¿Cómo pensaba Celestín Freinet? A continuación, transcribiré su artículo: “El peso de la servidumbre”, publicado en el libro “Consejos a los maestros jóvenes”.

“Se dice que nuestras ovejas son estúpidas. Somos nosotros los que las hacemos ser estúpidas cerrándolas en establos estrechos, sin aire y sin luz, donde no pueden hacer otra cosa más que patalear y balar, hasta que aparece el pastor o el carnicero.

Y todavía las hacemos más estúpidas cuando las obligamos, en plena montaña, a seguir pasivamente, bajo la amenaza del látigo y los perros, por el tortuoso camino, detrás de la oveja que va delante que, a su vez, sigue al carnero de largos cuernos que tampoco sabe a dónde conduce al rebaño, pero que está orgulloso de ser el carnero guía.

Las hacemos estúpidas porque reprimimos brutalmente cualquier tentativa de emancipación, cualquier veleidad de los terneros jóvenes de intentar vivir sus experiencias fuera de los campos trillados, de perderse por el bosque de retrasarse en las peñas, incluso si en ello solo encuentran desgarrones y rechinar de dientes.

Pero nosotros tenemos excusa. Nuestro objetivo no es en absoluto el de educar a las ovejas y hacerlas inteligentes, sino solamente llevarlas a sufrir y a aceptar, a desear incluso, la ley del rebaño y de la servidumbre, la que proporciona pingues y grandes beneficios.

Pero ¡ay! Todavía oigo a los niños deletrear canturreando –iba a decir balando- detrás de las puertas cerradas de las escuelas-establos lujosas, los veo caminar como borregos a la entrada y a la salida, y no falta nada en el conjunto, ni los carneros guías, ni los pastores autoritarios ni los reglamentos, tan severos como los látigos, y los perros, los veo girar a la vez las mismas páginas, repetir las mismas palabras, hacer los mismos signos…

¡Y os sorprenderéis al verlos, más tarde, ofrecer miserablemente sus brazos a la explotación y su cuerpo al sufrimiento y a la guerra igual como las ovejas se ofrecen en el matadero!

Es la servidumbre lo que nos hace ser abúlicos, y es la experiencia vivida, incluso peligrosamente la que forma a los hombres capaces de trabajar y de vivir como hombres.

No aceptéis volver a la servidumbre escolar. ¡Sed merecedores de vuestra libertad!

(1).-FREINET, Celestín, El peso de la servidumbre en, Consejos a los maestros jóvenes, 4ª. Ed., Barcelona, LAIA, 1979, 182 pp.

hernandez_luis21@yahoo.com.mx