sábado, 25 de marzo de 2017

Miroslava Breach, la mujer y la periodista



Crimen contra la libertad


Miroslava Breach, corresponsal de La Jornada. Foto tomada de la cuenta de "Facebook" de Miroslava Beach


Publicado por Olga Alicia Aragón .La Jornada 25 de marzo de 2017

Miroslava Breach Velducea ha sido asesinada a mansalva; los ocho tiros disparados contra ella por un asesino profesional, en un acto calculado de violencia extrema, deja profundamente herido al mejor periodismo de Chihuahua y muestra cuán grave es la descomposición de un estado que se desangra por la impunidad con la que actúan los corruptos y los criminales desde hace años.

No es la muerte de una periodista más, es la muerte de nuestra sociedad, que poco a poco se ha estado acostumbrando a que asesinen a sus mejores personas, silenciándolas de muy diversas maneras, como dijo el escritor Carlos Lazcano al expresar su más sentido pésame: "por ti, por mí, por la familia de Miroslava, por todos los que amamos la justicia y la verdad, por todos los que queremos a este país".

Fueron muchos balazos, clara la intención de enviar un mensaje escrito a sangre y fuego.

Ocho disparos, demasiados, para acribillar a una mujer que ejercía un periodismo crítico con gran pulcritud, armada sólo de su inteligencia, su ética profesional y el poder de las palabras.

Miroslava Breach, corresponsal de La Jornada, colaboradora del periódico El Norte de Juárez, fue acribillada a las 7:06 de la mañana del jueves 23 de marzo, a bordo de su camioneta, cuando salía de su casa para llevar a la escuela a su hijo Carlos, de 14 años, e iniciar temprano su trabajo periodístico, como siempre.

Periodista, madre y mujer. Mujer, periodista y madre. Tres factores cuyo orden nunca alteró la calidad de su trabajo, ni la calidez de su relación con sus seres más queridos.

Queda en la memoria una imagen que la describe por completo: 1996, Miroslava en la sala de redacción de El Diario de Chihuahua, escribiendo con pasión y profesionalismo sus notas, sus crónicas, sus columnas, al tiempo que arrullaba sobre sus piernas a su entonces pequeña hijita Andrea, quien dormía en su regazo mientras ella concluía otra extenuante jornada.

Años después, vería a Miroslava levantarse casi de madrugada, atender a su hijo Carlitos y dejarlo en la escuela para convertirse de nuevo, en el siguiente minuto, en la profesionista talentosa, sagaz y experimentada que conocimos.

Miroslava podía redactar un reportaje y enviarlo de inmediato a los medios para los que trabajaba, a la vez que preparaba la comida o revisaba las tareas de sus hijos.

Chihuahua ha perdido a una formidable periodista que fue parte de esa generación formada con principios éticos y con mística en la concepción de un periodismo de profundo compromiso social.

Ella nació en Chínipas, pueblo ubicado en el corazón de la Sierra Tarahumara. Aún era una niña cuando perdió a su padre, y sólo el amor de su madre y la fraterna solidaridad entre las hermanas y su hermano, aunada a la férrea voluntad que les caracteriza, permitieron a la familia salir adelante logrando que todos los Breach Velducea realizarán estudios profesionales.

Miroslava estudió ciencias políticas en la Universidad Autónoma de Baja California Sur, estado donde inició su carrera de periodista. Cuando regresó a Chihuahua, en 1995, de inmediato fue notoria su aportación al periodismo estatal, primero en El Heraldo de Chihuahua, posteriormente en El Diario y El Norte, y desde 1997 a la fecha en la corresponsalía de La Jornada.

Sus estudios en ciencias políticas enriquecieron, sin duda, su capacidad analítica, especialmente como columnista, donde desarrolló un estilo muy personal de elegante sobriedad y sutil mordacidad, pero siempre con apego absoluto a los más altos valores del periodismo, por lo que sus textos resultaban incuestionables aun cuando escribía de temas controversiales y polémicos.

Alejandro Gutiérrez, corresponsal del semanario Proceso en España, comenta que su compañera y amiga Miroslava Breach tenía capacidad nata para la profesión; "podía relacionarse con las fuentes y lograba información notable, construía hilos conductores para obtener datos esenciales, lo mismo podía ser afable que firme con sus fuentes, con algunas establecía un vínculo afectivo, pero nunca abandonaba su papel de periodista, sabía mantener esas fronteras y por su profesionalismo se ganaba el respeto de sus fuentes y de los colegas, porque sus textos aportaban información valiosa o los matices de un conflicto".

Pese a manejar gran bagaje de datos, era puntual en usar sólo aquellos que tenía comprobados y documentados, agrega Alex Gutiérrez.

Miroslava, junto a otros corresponsales de medios nacionales, fue quizá la periodista que de manera constante y sistemática realizó más trabajos de investigación sobre empresas mineras, nacionales y canadienses, que a cambio de unos cuantos dólares despojan de sus tierras a los campesinos, especialmente en la Sierra Madre, y envenenan con cianuro el suelo, el subsuelo y los mantos freáticos con sus técnicas de lixiviación para extraer oro, plata y otros metales en minas de tajo a cielo abierto.

También es notable la constancia y profundidad con que difundió la lucha de indígenas y ejidatarios en contra de talamontes frecuentemente ligados al crimen organizado, como sucedió en Coloradas de La Virgen, donde apenas el pasado 17 de enero fue asesinado el líder rarámuri Isidro Baldenegro López, galardonado en 2005 por la Fundación Goldman por su lucha en defensa del territorio indígena y los bosques.

La difusión de los feminicidios que enlutan a Juárez y a todo el estado de Chihuahua fue tema constante en los reportajes de Miros, quien se indignó con el asesinato de Marisela Escobedo, el 16 de diciembre de 2010 a las puertas del Palacio de Gobierno del estado, en una lucha incesante en la que exigió al gobierno estatal la aprehensión del homicida Rafael Barraza, asesino de su hija Rubí Marisol Frayre Escobedo, de 16 años de edad.

Miroslava escribió sin descanso sobre temas lacerantes, como las ejecuciones extrajudiciales, los levantones y las decenas de mujeres y hombres víctimas de desaparición forzada en hechos que involucran, en muchos casos, a agentes policiacos o militares.

En los más de 20 años de periodismo en Chihuahua, Miroslava Breach documentó los años de horror que ha sufrido el estado a manos del crimen organizado y a causa de una guerra sin estrategia ni inteligencia alguna, como escribió la periodista, concebida por Felipe Calderón sólo como una estratagema para tratar de legitimarse en la Presidencia de la República, a la que llegó en medio de un impugnado proceso electoral.

En su más reciente nota, Miroslava informó desde su corresponsalía sobre el enfrentamiento de dos grupos de narcotraficantes y elementos policiacos, en una balacera que se inició a las tres de la tarde y concluyó casi a la media noche del domingo 19 de marzo en carreteras y poblaciones cercanas a Cuauhtémoc, a unos cien kilómetros al noroeste de la capital del estado, donde resultaron muertos ocho civiles.

La Fiscalía General del Estado, nos informó Miroslava, confirmó la muerte de César Raúl Gamboa Sosa, alias El Cabo, líder del grupo delictivo La Línea, que se enfrentó con el grupo de Carlos Arturo Quintana, El 80, quien presuntamente controla la zona que abarca los municipios de Bachíniva, Namiquipa y Buenaventura.

No hay tema de interés para los chihuahuenses, de trascendencia para la sociedad, sobre el que no haya escrito en los más de 20 años en que ejerció el periodismo en Chihuahua, con el reconocimiento de todos los que apreciaron en ella su profesionalismo, su credibilidad y su autoridad moral.

Hemos perdido a una gran periodista, muchos perdimos a una amiga entrañable, insustituible, Andrea y Carlitos perdieron a su madre, el dolor es inmenso en toda su familia, y más vale que todos entendamos que esta muerte tiene un impacto tremendo en toda la sociedad que por mil agravios clama justicia.

El asesinato de la periodista ocurre en un contexto sumamente preocupante, con una ciudadanía enojada ante la impunidad de que sigue gozando el priísta César Duarte, a quien señalan como el gobernador más corrupto que ha tenido Chihuahua. Este crimen atroz se comete cuando el gobierno del panista Javier Corral, con menos de seis meses en el poder, empieza a generar inconformidad en la gente, aún entre quienes votaron por él, por la incapacidad manifiesta de cumplir las promesas de un cambio real y tantas expectativas generadas durante su campaña electoral.

Miroslava ha sido asesinada a escasos tres días del sangriento enfrentamiento entre dos grupos criminales que se disputan el territorio de una de las zonas más importantes que conectan la ruta del narcotráfico con la Sierra Tarahumara, hecho que tomó de sorpresa al gobernador, quien se encontraba disfrutando del puente vacacional del 17 al 21 de marzo, jugando golf en Mazatlán, porque dice estar en su derecho de practicar su deporte favorito en sus días de asueto.

Inadmisible tanta frivolidad ante la magnitud de esos crímenes.

En la conferencia de prensa que el gobernador dio el jueves a las 14:30 horas, después de que un grupo de periodistas tomó el Congreso del estado exigiendo justicia para Miroslava y la aprobación de la ley estatal de protección a los periodistas, y cuando en el Senado de la República y en la Cámara de Diputados ya se había aprobado un punto de acuerdo para exigir el esclarecimiento del crimen y la necesaria protección de los periodistas, Javier Corral comentó que una de las hermanas de Miroslava Breach le dijo, apenas ese mismo día, que en efecto la corresponsal de La Jornada y colaboradora de El Norte había estado recibiendo amenazas de muerte.

El gobernador anunció entonces lo que el gremio esperaba escuchar: que la única línea de investigación sobre este crimen será el trabajo periodístico de Miroslava Breach, no sólo sus escritos más recientes, sino el seguimiento de meses y años de todo lo que investigó y fue publicado.

Esperamos que ahora sí se realice una investigación seria para que este crimen no quede impune, como ha ocurrido con otros asesinatos de periodistas, de líderes sociales y defensores de derechos humanos, dijo la periodista Dora Villalobos. Otro anuncio esperanzador fue la invitación del gobernador Corral a que se integren los periodistas que así lo decidan al grupo interinstitucional que investigará el asesinato de Miroslava.

Chihuahua es un clamor de justicia. La voz de Miroslava se multiplica en miles de voces y trasciende las fronteras. Miroslava vive en cada periodista honrado, crítico y valiente de nuestro país.

El Estado de bienestar



Esa ausencia que se siente

Gustavo Gordillo
Publicado por La Jornada, 25 de marzo de 2017
 
Muro, TLC, migrantes, drogas. No son sólo las coordenadas de nuestra disputa con el gobierno de Trump, sino también el centro de la reconstrucción del Estado mexicano, ese ente cuya ausencia se siente.

Muro. El muro de Trump no es un tema de cuánto cuesta y quién lo paga. Al final se trata de un símbolo. Como señaló Claudio Lomnitz en La Jornada del miércoles pasado, "el muro [de Trump] marca y será un símbolo perdurable de un compromiso nacional con un modelo de sociedad, tanto como lo fue antes la Estatua de la Libertad", y propone que frente a una reacción nacionalista, "México desarrolle para sí una versión propia de la sociedad abierta, como imagen contrastada a la nueva ce-rrazón estadunidense". Sería magnífico que un grupo de artistas, intelectuales y organizaciones ciudadanas de ambos lados de la frontera norte convocaran a nuestras sociedades a idear un símbolo a lo largo del lado mexicano de la frontera que reivindique al migrante, al libre tránsito de personas, y a las fronteras abiertas.

Migración. El modelo que usó Trump en su campaña: la Operación Espalda Mojada en los años 50 tiene una diferencia central: se trataba de mexicanos que Estados Unidos buscaba expulsar como consecuencia del fin de la Segunda Guerra Mundial y el regreso de sus tropas, y que México buscaba repatriar porque faltaban brazos para atender el gran boom del algodón en los estados del norte de México. En este esquema aún así doloroso y violento como el que han enfrentado hoy los paisanos, salieron de Estados Unidos un millón de personas a lo largo de un periodo de más de cinco años. Ahora hay al menos 11 millones de personas potencialmente afectadas y aunque un alto porcentaje son mexicanos hay también muchos ciudadanos de otras nacionalidades, particularmente de países de Centro América. Muchos llevan bastantes años de vivir allá y no desean regresar a sus países de origen y muchos también han nacido en Estados Unidos y lo que afrontan es la ruptura de su familia. México ha sido en la última década sobre todo lugar de tránsito pero recientemente, también lugar de destino de muchos migrantes. Se requiere una política integral que atienda la problemática desde la perspectiva de las dos fronteras y con una visión coherente y no esquizofrénica o, más grave aún, cínica.

Drogas. La guerra contra las drogas ha fracasado en su propósito central, pero también han enlutado a miles de familias mexicanas. Ha corrompido instituciones, ha desfondado la gobernabilidad local, ha colocado en peligro a millones de mexicanos y ha dañado el prestigio de las fuerzas armadas. Hemos hecho la guerra que Estados Unidos ha querido que ha-gamos mientras avanza incontenible el comercio irrestricto de armas y dinero sucio del otro lado a México. La cuota de vidas humanas incluyendo soldados ha sido escandalosa. Allá avanza la lega-lización de las drogas. Aquí se encuentra el pivote central para cambiar nuestras relaciones con Estados Unidos y para iniciar una transición que será larga en la reconstrucción del Estado mexicano.

TLC. La discusión sobre el TLC no puede circunscribirse a su negociación, re-negociación o sustitución. En el centro se encuentra la posibilidad de una estrategia de desarrollo para el país que sea inclusiva, articulada y que afronte tanto la pobreza como la desigualdad.

Frente a esto, se encuentra un mentiroso serial compulsivo. La entrevista a la revista Time no tiene desperdicio, salvo la frase del poder descarnado: yo soy el pre-sidente y ustedes no. Terminará con sus políticas afectando a esa población blanca con escasos estudios, con alta mortalidad, alta tasa de divorcio y de familias rotas, ahogada en la pandemia de las drogas; que llevó al patán a la Casa Blanca.

Pero en ambos lados de la frontera se enseñorea esa ausencia que se siente: de un Estado que garantice la seguridad humana a sus ciudadanos.

¡Justicia por Miroslava Breach!

Más claro ,ni el agua .


Defender el agua

Bernardo Bátiz V.
Publicado por La Jornada.25 de marzo de 2017

La Constitución de la Ciudad de México es impugnada por el sistema, el Ejecutivo federal, el Poder Judicial de la capital, la Procuraduría General de la República (PGR) y el Senado, todos pretenden detener el avance que esta Carta Magna significa para la historia del derecho mexicano; su promulgación constituyó un verdadero cambio de rumbo que contrasta frontalmente con la línea de reformas neoliberales que se han impuesto en el país desde hace ya más de 25 años.

Esa legislación retrógrada comenzó con la privatización de la banca nacionalizada, llevada a cabo por el gobierno de Carlos Salinas, el cual entregó las instituciones de crédito a los bolseros, enriquecidos con la especulación y el alza artificial de intereses, situación que terminó en la entrega de los ahorros de todos los mexicanos a los grandes bancos extranjeros, convertidos hoy en "la banca mexicana".

Algo parecido sucedió con ferrocarriles, puertos, aeropuertos y carreteras; minas y recursos naturales, todo en manos privadas. Siguieron los litorales, cuando se suprimió la prohibición a extranjeros de adquirir inmuebles en costas y fronteras. El colmo fue la entrega de las áreas estratégicas de la economía, electricidad e hidrocarburos.

Hasta las papas fritas, cerveza, tequila y mezcal son ya negocios de empresas trasnacionales.

Nos quedan pocas cosas; el agua entre ellas, pero ya le echaron el ojo encima. En algunas ciudades del país captación y distribución está ya en manos de particulares y en la Ciudad de México, en este momento, sufrimos un bombardeo mediático encaminado a convencernos de que si queremos agua hoy y en el futuro, tendremos que pagarla a una o varias empresas que se encarguen de proporcionarla.

En tiempo de sequía, quienes sueñan con el negocio, nos repiten hasta el cansancio, en la radio, en la televisión y en los principales periódicos, que estamos al borde de una catástrofe en esta materia y con ello preparan el terreno para convencernos de que el Estado, en nuestro caso representado por el Gobierno de la Ciudad, no puede resolver el problema, por lo que tendrán que estar a cargo los "súper héroes": los empresarios y el gran capital.

En una campaña política, los vecinos me interrogaron sobre el tema. "No hay agua en esta colonia", sí hay les respondí, ahí va en ese camión rojo, embotellada o enlatada, pintada de negro y azucarada y así da vuelta por las calles calurosas de nuestra capital, para venderse en pipas, garrafones, envases de todo tipo y tamaño, con sabores artificiales o sin ellos, energizada o simplemente endulzada.

El paso siguiente puede ser entregar, como se hizo con el petróleo, las presas, las plantas de tratamiento, las redes de distribución que ya existen y que han sido pagadas por nosotros, con nuestros impuestos y derechos, a una o a varias empresas "salvadoras" que nos aseguren que no nos faltará el vital líquido. No es cierto, el agua no falta, abunda en la naturaleza, literalmente cae de cielo, es de todos y para todos, y eso es lo que tenemos que defender.

Una de las razones por las que se combate a la Constitución de la Ciudad, estoy seguro, se encuentra en el inciso f) del artículo 9, Ciudad Solidaria, que determina en sus tres numerales lo siguiente:

1.- Toda persona tiene derecho al acceso, a la disposición y saneamiento de agua potable, suficiente, salubre, segura, asequible, accesible y de calidad para el uso personal y doméstico de una forma adecuada a la dignidad, la vida y la salud. 

2.- La ciudad garantizará la cobertura universal de agua, su acceso diario, continuo, equitativo y sustentable. Se incentivará la captación del agua pluvial.

Y lo mejor:

3.- El agua es un bien público, social y cultural. Es inalienable, inembargable, irrenunciable y esencial para la vida. La gestión del agua será pública y sin fines de lucro.

Esto es lo que les duele, que la Constitución prohíbe lucrar con este derecho. Más claro ni el agua.